En el Día Internacional de la Mujer, yo celebro a mi papá

Hace un par de días se conmemoró el Día Internacional de la Mujer. Para algunos no hay nada que celebrar porque estamos muy lejos de un mundo igualitario. Para otros, es más que felicitar a las mujeres, es recordar las luchas que se han gestado con el fin de hacer valer los derechos de las féminas a través de los años.

Yo celebro en el Día Internacional de la Mujer a un hombre, a mi papá.

Mi papá se casó por la iglesia, aún cuando es evidente su ateísmo. Creo que lo hizo porque mi mamá es católica y para ella era importante, para algunos puede ser hipocresía, para mi es una muestra inmensa de amor hacia la mujer con la que decidió formar una familia.

En casa mi mamá salió a  trabajar a una empresa en la que creció profesionalmente, no se tuvo que preocupar por dejar desatendidas a sus tres hijas, porque ahí estaba su compañero para echarle la mano y dejarla volar. Ella es una mujer maravillosa que nos ha enseñado que en la vida todo sacrificio tiene su recompensa.

Mi papá también es un gran profesional, pero lo hizo de forma independiente, así le dio chance de cuidarnos, de cocinarnos y hacernos los mejores sandwich para llevar de merienda, de estar ahí cuando llegábamos de la escuela. Papi nos enseñó a andar en bici, a nadar, a jugar fútbol, a intentar jugar basket, a ver carreras de motocross, porque para él el deporte no es cuestión de género sino de actitud.

Mi papá me enseñó a defenderme. Un mocoso de la escuela me pasaba molestando y golpeando, alguna gente me decía: «ay es que seguro le gustás», pero para mi papá el niño era un completo «chuchinga», a mis siete años y con un rodillazo en la entrepierna me encargué de que dejara de molestarme. Ahora uso las palabras y alzo mi voz si me siento atacada, eso también me lo enseñaron en la casa.

Papi se pone celoso de los novios de sus hijas, y lo demuestra con cara de serio y un cortante: ¿Qué tal? Pero él nunca se metió en ninguna de nuestras relaciones, por más mal que le cayera el yerno, nos dejó ser libres, eso sí, siempre ha estado ahí cada vez que nos han roto el corazón, para decir, a su manera, que todo va a estar bien y que no vale la pena llorar.

Mi papá me llevó y me trajo de casi todas las fiestas del cole a las que fui. Estoy segura que cuando me recogía se daba cuenta de que mínimo me había tomado un par de cervezas, aunque según yo lo disimulaba con un chicle, pero nunca me dijo nada, al fin y al cabo, íbamos de regreso a la casa juntos y todo estaba bien.

Estoy segura que papi habría actuado exactamente igual si sus hijas hubiesen sido hombres. Él es un ser justo, recto, bondadoso; también es chichoso, majadero y testarudo. Por eso papito, con todo lo bueno y lo malo, te celebro en el Día Internacional de la Mujer, porque siempre has visto en mi, en mi mamá, mis hermanas, en tus nietas, tu mamá, tu hermana, tus tías, cuñadas, sobrinas y amigas, seres humanos que deben ser libres, amados, valorados, que tienen voz y voto, que son capaces y merecen respeto.

 

 

 

 

 

 

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